domingo, 8 de abril de 2012

Ser Feliz es de Pobres

La felicidad es, hoy en día, un chisme más. Algo en algo. Sabemos que está en la Coca Cola, y que también habita en la diarrea sintáctica de algunos libros de autoayuda, esos pequeños manuales del suicida reprimido.

Se utiliza tanto y de forma tan superficial que se ha convertido en un símbolo. En una etiqueta. En otra manera de llamar al placer o la excitación de un momento junto a tu bebida favorita, tu coche nuevo y tu super chachi seguro de vida y accidentes laborales con extensión familiar en caso de circunstancias acaecidas por terceros en los que la parte contratante es considerada inocentedetodosloshechosporunjuradopopularsinusodelderechodeacogidaalaquintaen
-miendasiemprequeestascircunstanciastenganrelaciónconaparatoseróticosdecarga
-superioranuevevoltios.

¿Pero qué es la felicidad?

Creo que rápidamente podría venirse definiendo como el objetivo último de todas las acciones de nuestra vida. No me puedo meter mucho más porque con esta palabra rápidamente te pillas los pelos, pero ya es bastante, ¿no?

¿Para qué te levantas cada mañana a las 7? ¿Para qué limpias los platos? ¿Para qué pides un préstamo al banco, enmoquetas el suelo, saludas con la mano a un desconocido, comes almendras, te sientas boca abajo, te sientas boca arriba, sales de fiesta hasta matarte, trabajas hasta matarte o vistes de etiqueta en la gala de los Emmy's? ¿Para qué escribo esto ahora, me tumbo en el sofá, o busco si se escribe "boca abajo" o "bocaabajo"? ¿O INCLUSO "BOCABAJO"?

Pues empieza la cadena secuencial de objetivos:
1. Me lavo los dientes para estar fresquito y no oler mal.
2. Quiero estar fresquito y no oler mal para estar cómodo y tranquilo.
3.1 Quiero estar cómodo y tranquilo para... ¿seguir siendo feliz?
3.2.1 Quiero estar cómodo y tranquilo para acercarme con facilidad a la gente
3.2.2 Quiero acercarme con facilidad a la gente para que algunos me terminen queriendo
3.2.3 Quiero que me terminen queriendo para... ¿ser feliz?

Perseguimos ser felices desde el primer momento en que somos conscientes de lo que es vivir. Es una carrera más o menos frenética con nuestra propia sombra. Debería estar en nuestro día a día pero se nos olvida muchas veces. Hasta tal punto que podemos llegar a confundir el fin con el medio.

Woody Allen no es un griego clásico, pero hereda ciertas características de ellos. La primera es una nariz prominente, y la segunda también es su nariz prominente. Una de sus más conocidas frases suena tal que así:

El dinero no da la felicidad, pero produce una sensación tan parecida que sólo un auténtico especialista podría reconocer la diferencia.

Ayy pequeño Woody, irónico y mordaz sooolo como tú sabes. ¿Confunde Woody Allen el fin con el medio? ¡NO! El fin es ser feliz, y el medio es el dinero. Puede parecer estúpido a estas alturas, pero no confundir medio y fin muchas veces nos puede ayudar a hacernos las preguntas indicadas.

¿Existe alguna ciencia que estudie la felicidad?

Es lógico preguntarse esto, ¿no? Nos hacemos preguntas sobre nuestro entorno, sobre cómo actúa la gente, sobre por qué si mezclas A con B hace una explosión que lo flipas... Pero al final, todo, hasta preguntarnos por estas cosas, viene motivado por la felicidad que perseguimos.

Si te das cuenta, como quien no quiere la cosa, antes he dicho "el objetivo último de todas las acciones de nuestra vida". ¡Pero me voy por la tangente! Es como si no hubiera dicho nada. ¿Cuál es el objetivo último de la vida? ¿Qué es esa felicidad? ¿Es para siempre?... Necesitamos una respuesta a la vida. Aquí entra toda la pandilla de colgados que a lo largo de la historia de la humanidad ha intentado conceptualizar y tangibilizar las razones de nuestra existencia, lo abstracto, lo perfecto y lo infinito, los filósofos.

No os voy a poner la definición de la RAE porque me parece basura de varias semanas olvidada bajo el sol de agosto.

Filosofía, sin que yo sepa demasiado de griego, es la unión de dos palabras, filo y sofía. Filo significa amor o atracción por algo (así podemos observarlo en los nobles artes de la filatelia o la zoofilia), y sofía es un nombre de persona pero también significa sabiduría o conocimiento. Entonces podríamos estar hablando de una romántica atracción por Sofia Loren cuando estaba en sus tiempos mozos (el color y la edad han hecho mucho mal en ella) o la pasión y búsqueda del conocimiento.

Es crucial que se llamen "buscadores de la sabiduría" y no "sabios" porque, ya lo decía Platón, "los filósofos eran quienes buscaban la verdad, mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de cosas infundadas o falsas, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo". Es decir, que un filósofo es un mago de las preguntas, no de las respuestas.

No sé si estás de acuerdo conmigo pero creo que está claro que queremos ser felices, y si queremos saber más sobre qué es ser feliz y cómo es ser feliz nos tenemos que hacer preguntas.

Seguramente más de una vez, de una manera más o menos sutil, con mejores o peores palabras, te has preguntado qué haces aquí, por qué el mundo es injusto y toda una serie de cosas que tienen difícil respuesta razonable y en principio asustan. Pero las preguntas están ahí, y necesitamos saber o al menos darle una respuesta (donde caben perfectamente las del tipo "meimportaunamierda" o "la culpa es de los empresarios/comunistas/curas/garrulos/el vecino del quinto"...).

Existen respuestas a la vida, pero
  1. Solo podemos dárnoslas a nosotros mismos
  2. Tenemos que hacer las preguntas correctas y precisas

Y un primer acercamiento a preguntarte cosas sobre lo que te hace feliz.

Sobre a qué dedicarte en tu vida. Puedes estar de acuerdo o no pero es un buen primer acercamiento a las espirales de preguntas que llenarán tu almohada y los oídos de tus pacientes amigos.

Hay un libro que aglutina ciertas cartas que Rainer Maria Rilke, un poeta checo, paliducho y escuchimizado, pero bastante famoso, escribía en respuesta a las preguntas de un joven sobre si debía dedicar su vida a la poesía (el libro se llama Cartas a un Joven Poeta). Te copio y pego un pequeño fragmento de este pequeño libro donde Rilke responde a sus preguntas con más preguntas. Preguntas que esconden la felicidad, preguntas que solo puedes contestarte a ti mismo. Al grano:

"Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Anteriormente le preguntó a otros. Los lleva a las revistas. Los coteja con otros, y se preocupa porque algunas reacciones los rechazan. Entonces (como usted me ha permitido aconsejarlo), le suplico que abandone eso. Usted mira hacia fuera y, es precisamente lo que no debe hacer ahora. Nadie puede aconsejarlo ni ayudarlo, nadie. Solamente existe una manera: entre en si mismo. Descubra el fundamento que lo lleva a escribir; investigue si tiene raíces en el lugar mas profundo de su corazón; reconozca si para usted sería necesaria la muerte en caso de ser privado de escribir. Esto ante todo: pregúntese en la hora mas callada de la noche: ¿debo escribir?. Busque en lo mas profundo de si mismo la respuesta. Y si esta es afirmativa, si enfrenta esta grave pregunta con un seguro y sencillo "debo", siendo así, edifique su vida conforme a tal necesidad: su vida, aún en la hora mas insignificante y pequeña, debe ser signo y testimonio de ese acto.

[...]

Por eso, mi querido señor, no podría darle otro consejo que este: penetrar en si mismo y encontrar las cosas mas profundas de su vida. Esa es la fuente en la cual usted encontrará la respuesta a su pregunta si debe crear; tómela como suene, sin explicaciones. Tal vez suceda que usted está llamado a ser artista. Si es así, acepte su destino y llévelo con su sufrimiento y su grandeza, sin preguntar jamás por la recompensa que hallará afuera. Pues el creador debe ser un mundo en si mismo, encontrar todo en si y en su propia naturaleza.
Tal vez después de esta comunión con su mundo interior y sus soledades, debe renunciar a ser poeta (sería suficiente, como he dicho, sentir que se puede vivir sin escribir, para definitivamente no hacerlo). De cualquier forma, tampoco habría sido en vano el recogimiento interior en que le insisto. En todo caso, partiendo de ahí, su vida encontrará sus propios caminos, y le deseo que sean dichosos, ricos y amplios, se los deseo mucho más de lo que soy capaz de expresar. ¿Qué más le diría?. Creo haber realzado todo en su debida forma: para terminar, solo deseo aconsejarle que progrese en su evolución en forma sosegada y sincera: no podría sufrir un deterioro mas desastroso, si mira hacia el mundo exterior y espera de él una respuesta, a preguntas que solamente podrá contestar desde su interior, acaso, en la hora mas callada. "

Preguntarse, pensar, buscar en uno mismo "en la hora más callada". Eso es filosofía, es búsqueda de felicidad, es meditación. Cada mente es un universo insondable y precioso en el que cada uno viaja en búsqueda de lo que solo uno mismo puede resolverse. Para mí, y no tiene por qué serlo para ti, ese viaje, esa búsqueda de la felicidad, es la felicidad. Pero eso ya es otro tema.







Pensar es de Pobres

Pensar lo hacemos muchas veces, pero con corto alcance.

Pensar es ir en bici sin manos. Hacerlo mucho rato da miedo, es peligroso y te puedes terminar comiendo una pared de bocas.

Lo de pensar lo hacemos porque
necesitamos.

pobre.

(Del lat. pauper, -ēris).

1. adj. Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir. U. t. c. s.

2. adj. Escaso, insuficiente. Esta lengua es pobre de voces.

3. adj. Humilde, de poco valor o entidad.

4. adj. Infeliz, desdichado y triste.

5. adj. Pacífico, quieto y de buen genio e intención.

6. adj. Corto de ánimo y espíritu.


Lo de pensar lo hacemos porque buscamos. Porque reconocemos, aunque sea interiormente, que no sabemos.

Los Pobres piensan. Los Pobres no se lamentan de su situación, no tienen pero buscan. Por eso merecen una mayúscula. Menos da una piedra.

Yo soy muy Pobre, porque no paro de pensar, que tampoco es demasiado bueno, pero así me han parido.

Pensar es de Pobres. Y de Locos. Todos con mayúscula.

Pero aquí viene lo gordo. Todo el mundo es pobre y está loco, pero por frustración, negación o soberbia no hace nada.

Me propongo hacerte pensar sobre ti, sobre tu sentido y tu felicidad, sobre lo que te rodea y sobre tomarte las cosas con filosofía. Ale, ahí lo dejo.